Durante el mes de agosto, 24 días y 2680 km recorridos con mi AC por tierras españolas, han servido para confirmar mis sospechas: en nuestro país tenemos mucho que aprender sobre autocaravanismo (entre otras cosas).
Por motivos profesionales, éste año, nuestras vacaciones no se han desarrollado en el extranjero, como veníamos haciendo a lo largo de los últimos 20 años y esperaba encontrarme un país más receptivo con nuestra afición.
Y, ciertamente, ha habido evolución. De no tener un área donde pernoctar con un mínimo de seguridad y comodidad hace 25 años, hemos pasado a encontrar bastantes emplazamientos mínimamente preparados para ello. Los campings suelen tener lo mínimo para “intentar” satisfacer las necesidades de nuestros equipamientos y los ayuntamientos comienzan a darse cuenta de que éste tipo de turismo deja algún dinero en sus municipios…
Sin embargo, todo ello dista mucho de ser suficiente. Es difícil no compararse con nuestra vecina Francia, donde el más mísero municipio, por pequeño que sea, dispone de un área, reducida si, pero suficiente para pasar una noche y dónde la actitud de sus gentes y ediles es proclive a la actividad.
Sin embargo, todo ello dista mucho de ser suficiente. Es difícil no compararse con nuestra vecina Francia, donde el más mísero municipio, por pequeño que sea, dispone de un área, reducida si, pero suficiente para pasar una noche y dónde la actitud de sus gentes y ediles es proclive a la actividad.
A pesar de la clara legislación española al respecto de las autocaravanas, todavía existen municipios que se obstinan en poner trabas a la presencia de nuestros vehículos, alegando en muchos casos, razones que bien podrían rozar el racismo o la inconstitucionalidad, por no mencionar el abuso de poder, sirviéndose de unos agentes de la autoridad con escaso conocimiento de lo que subyace tras sus actuaciones.
Tienen suerte de que normalmente nosotros somos gente tranquila, que solo buscamos el disfrute y evitamos la confrontación, la cual arruinaría, probablemente, nuestros bien merecidos días de descanso, y optamos por marcharnos a otro lugar, perdiendo la oportunidad de abrir camino hacia el esclarecimiento y la mejora.
Adicionalmente a lo expuesto, hay que añadir el carácter recaudatorio de muchas disposiciones y normativas municipales que, bajo la apariencia de mejoras sociales y pretendido bienestar de la ciudadanía, llenan las arcas mediante denuncias impuestas a los viajeros desconocedores o despistados. Por suerte no son muchos los municipios que encajan en las mencionadas descripciones, pero si de renombre y nivel turístico.
En relación a los campings me ratifico en lo expresado anteriormente: se han dado cuenta de que existen las AC’s e intentan satisfacer sus necesidades, sin conseguirlo; no somos usuarios de más de 2 ó 3 días de estancia y claro esta, no les compensa frente al caravanista que se tira 15 días en sus instalaciones, con lo cual nos relegan a los peores sitios, nos dicen tener elementos para el cambio de aguas y, en efecto, los tienen, pero inadecuados, ya que olvidan las dimensiones de nuestras AC’s, obligándonos a efectuar multitud de maniobras para poder desaguar sin manchar el suelo. Por poner un ejemplo, me he encontrado un camping en el que la zona para desaguar era paso hacia parcelas, de forma que mientras estaba haciendo el cambio de aguas, nadie podía ni entrar, ni salir de su parcela, al menos por ese camino.
En otros establecimientos, me han enviado a parcelas en las que no cabía, ni por largo, ni por alto. (7 metros de largo por 3 de alto, tampoco es una exageración). En otro, conseguí llenar mi tanque de agua limpia, gracias a que llevo a bordo de todo y una pizca de ingenio: todos los grifos eran de pulsador y sin posibilidad de roscar elemento alguno. Los hubo de aquellos en los que la conexión eléctrica esta tremendamente alejada de la parcela. Aunque este problema lo es común para cualquier usuario.
Y por último: cuándo se van a enterar los campings de que los autocaravanistas que hacemos ruta, no solemos llegar antes de la hora que tienen establecida como de cierre. ¿No sería interesante que adecuaran una zona de aparcamiento, como si de un área se tratara, para aquel AC que llega a las 2 de la madrugada? Probablemente ganarían adeptos. Es el caso del camping Vall de Camprodon, donde disponen de una área a la entrada, para facilitar la vida al verdadero viajero.
También hay que hablar del autocaravanista. En general he encontrado gente muy respetuosa con el medio; gente que me saludaba al cruzarnos por la carretera, gente que apenas llegaba, se acercaban a echar una mano o simplemente, a saludar y ofrecer su ayuda. He encontrado amabilidad y ganas de compartir experiencias. Los más; pero también he encontrado otras cosas. Los menos, desde luego y, en honor a la verdad, los que vi que no respetaban en absoluto, lucían matrícula francesa en sus AC’s, lo cual me resulta chocante, dado que el francés es muy respetuoso con el medio. Al menos en su país.
Fue en el área de Burgos, donde dos AC’s con matrícula francesa, dejaron un rastro inaceptable, depositando sus basuras de cualquier forma, en una papelera, ya repleta previamente, cuando el contenedor de basura, instalado al efecto en el área en cuestión, se encontraba a menos de 50 pasos mal contados de la mencionada papelera.
En el área de Soria, donde no había una sola AC, fue imposible quedarse por el hedor que salía de la zona de cambio de aguas y WC. Algún impresentable, al que me niego a llamar autocaravanista, vació su wc químico en el suelo, directamente y sin preocuparse, al menos de echar agua posteriormente.
Como conclusión considero conveniente decir que, si bien cada vez hay más áreas para autocaravanas, no estaría demás que los ayuntamientos que se han dado cuenta de que las personas que utilizamos éste maravilloso medio de ocio, no somos unos “muertos de hambre”, nos dejamos nuestro dinero en el súper, en la tienda de regalos, en la cafetería, en el restaurante, etc., hacemos publicidad de sus ciudades y volvemos en cuanto nos es posible, quizás deberían cuidar un poco más esas áreas, fomentar su uso, ejercer algún tipo de vigilancia y facilitar el acceso con cartelería adecuada y, a ser posible, legal. He tenido que revisar el código de la circulación buscando señales de tráfico inventadas por los ayuntamientos. No sabía que las competencias de tráfico estuvieran transferidas a ciertos ayuntamientos.
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