El área de servicio para autocaravanas de Las Llamas, en Santander, tiene 25 plazas y se encuentra saturada
«Recomiendo encarecidamente la experiencia de viajar con autocaravana», afirma Ángeles Torremocha, jubilada de Madrid que, junto a su marido, decidió vender una de sus casas para vivir sobre ruedas. En los últimos tres meses han recorrido Europa desde el Círculo Polar Ártico hasta España y consideran que adoptar esta nueva forma de vida ha sido «una de las mejores decisiones que han tomado nunca». El último destino de su viaje ha sido Santander, donde residen sus hijos y su nieta y en la que descansarán unos días antes de regresar a la capital española. Allí, la parada será breve, el tiempo suficiente para poner a punto el vehículo y continuar con su ruta. «Viajar así te ofrece una libertad total», asegura.
Los usuarios del área para autocaravanas de Santander coinciden en que las instalaciones están bien ubicadas y ofrecen servicios gratuitos «de agradecer», como la toma de agua potable y el vaciado de aguas grises y negras. Este espacio permite el estacionamiento durante un tiempo máximo de 48 horas e impide el acceso de cualquier otro tipo de vehículo –turismos, camiones y caravanas–. También está prohibido colocar objetos fuera, como sillas, mesas o barbacoas. «Es la única queja que tenemos, porque nos gusta sentarnos mientras anochece y charlar junto a los vehículos», explican dos matrimonios que viajan desde Lérida. «Por lo demás, consideramos que la ubicación y los servicios son excelentes», concluyen.
A pesar de que muchos usuarios consideran que el estacionamiento es «de los mejores» que hay en España, el inconveniente que más destacan es el escaso número de plazas disponibles, que se reduce a 25. Durante los meses de verano, es difícil encontrar algún espacio libre. «Es demasiado pequeño teniendo en cuenta el tamaño de Santander», apunta Tomás Barbado, que considera que desde el Ayuntamiento no han tenido en cuenta el gran volumen de autocaravanistas que visitan la ciudad en la época estival. La localidad cuenta con otra área de este tipo en el Polígono de Parayas, con un total de 15 plazas. «Es todavía más reducido, así que también está saturado», concreta Senén Ortega, que viaja desde Málaga. En España, durante los primeros seis meses de 2018 ya se han vendido un 11% más de autocaravanas que en todo 2017 y, en el último lustro, su venta se ha incrementado un 347%, según la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning (Aseicar). «En España no se está teniendo la previsión necesaria para adaptar espacios a este turismo que no deja de aumentar en toda Europa», añade Barbado.
Llegada en ferri
Además de los viajeros que llegan a la ciudad a través de la carretera, se debe tener en cuenta a aquellos que se desplazan en ferri. Si hubiera más plazas en el estacionamiento, «podríamos retener ese turismo en Santander, que harían gasto en los comercios y los restaurantes», explica el ex presidente de la Asociación Cantabria de Autocaravanas Lábaro, Jesús Merino. «Yo acabo de llegar de Francia, donde un pueblo mucho más pequeño tiene cinco o seis áreas como esta», sostiene.
Los perros son una de las compañías más habituales de los autocaravanistas. Además de ser miembros de la familia, «ofrecen seguridad». Aunque en otros países de Europa no existe ningún impedimento para que accedan a campings y áreas de servicio, no siempre tienen la misma suerte en España. En el estacionamiento de Las Llamas sí se permite su entrada, pero en campings como el de Cabo Mayor y el de Virgen del Mar, no. «Es un atraso, el 80% de nosotros viajamos con perro», se queja Barbado.
Juan Antonio Oliveras viaja desde Bilbao por motivos laborales. Siempre que puede une trabajo y placer, por lo que no se lo pensó dos veces y, junto a su familia, vino a pasar unos días con la autocaravana al área de Las Llamas. Es de los que piensa que cualquier momento es bueno para disfrutar de su afición, por lo que aprovecha vacaciones, puentes, fines de semana e incluso reuniones. Santander es un destino elegido por muchos viajeros porque, además de sus paisajes y su oferta cultural, «nos permite huir del calor que hace en Málaga», comenta Ortega, que visita la ciudad por primera vez. Él y su familia recorrerán Cantabria durante julio y agosto, meses en los que es «imposible» aguantar el calor de Andalucía.
La mayoría de las autocaravanas son autónomas y cuentan con placas solares para obtener energía, pero en Cantabria es habitual que pasen los días sin que el sol aparezca. En el área de Las Llamas no existe toma para recargar los vehículos, una falta de previsión que puede suponer un contratiempo para estos viajeros itinerantes. «No pido que sea gratis, porque es lógico que paguemos por los servicios, pero debería haber», se lamenta Barbado.
Viajar en autocaravana es una opción de turismo que no choca con el consumo local. «Mucha gente cree que no hacemos gasto y lo primero que tengo que hacer al llegar es comprar en el 'súper'», explica Torremocha. En su caso, disfruta visitando museos, yendo al cine y al teatro, comiendo en restaurantes y tomándose unas 'cañas'. «Eso no depende de cómo viajes, sino de la forma de ser de cada uno», añade Barbado.
Para evitar que los usuarios hagan uso del área durante más de 48 horas, la Policía Local realiza controles habitualmente. Si está lleno, los autocaravanistas tienen que buscar otro lugar dónde pernoctar, ya que no está permitido hacerlo fuera de los espacios destinados a ello. En 2016 entró en vigor la modificación de la ordenanza que, desde ese momento, permite a las autocaravanas estacionar, pero no pernoctar en Santander en todo el término municipal, salvo en zonas de OLA o RED.
Los viajeros que se desplazan en estas casas sobre ruedas tienen claro que las ventajas de vivir así son «todas». No contar con horarios, desplazarse a cualquier lugar, dormir junto a una playa o una montaña, «la sensación de no depender de nada ni nadie y poder hacer lo que quieras en cualquier momento», expresa Rosa Gonzalo. «Si quieres recorrer varias localidades sin autocaravana tienes que estar pendiente de dónde dormir y eso te delimita mucho», añade Oliveras.
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