El estacionamiento se haría por tiempo limitado y con una tarifa que permita costear los servicios. Urbanismo planea un proyecto en la avenida José Atarés a gestionar con concesión administrativa
N. TABANERA / D. LÓPEZ - 15/10/2017
Zaragoza planea dejar de ser una ciudad hostil para los caravanistas a partir del 2018. El ayuntamiento se ha puesto a trabajar en la iniciativa que, a petición del grupo municipal de Ciudadanos (C’s) y con el respaldo del resto de partidos, empieza a coger forma. Lo más complicado era elegir una ubicación y ahora ya se plantea sobre un emplazamiento, que estaría en la avenida José Atarés, en Ranillas. El coste sería «mínimo», dado que cuenta con infraestructura suficiente para una conexión sencilla a la red de abastecimiento y de vertido –es lo más costoso– y ahora solo necesita una partida en el presupuesto del próximo año.
Esta semana, C’s ha retomado las conversaciones con el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) para impulsar una iniciativa que salió aprobada en pleno por unanimidad pero que llevaba meses en un cajón. Entonces la formación naranja apuntaba la necesidad de buscar un emplazamiento en los barrios del sur de Zaragoza (llegó a proponer el infrautilizado párking disuasorio del tranvía en Valdespartera), objetivo en el que su concejal, Alberto Casañal, sigue insistiendo. Aunque Ranillas tampoco lo ve con malos ojos, reconoció a este diario.
Otra alternativa que se barajó en su día era el solar que el Gobierno de Aragón tiene entre la calle Palencia y la avenida Pirineos, contiguo a los estacionamientos en superficie que muchas autocaravanas utilizan para pasar unos días en la capital aragonesa. Pero ese terreno figura en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para otro uso, asistencial, y la DGA parece tener previsto levantar allí, en un futuro, un centro de mayores. O no, porque lleva años varado a la espera de un proyecto.
Sin embargo, la maquinaria administrativa en el consistorio se ha puesto a trabajar para darle forma al proyecto de Ranillas, que dependería única y exclusivamente del ayuntamiento al estar ubicado en el viario público, justo enfrente de los campos de fútbol del Club Deportivo Actur Pablo Iglesias y a pocos metros de la noria (siria) que se creó en el Parque del Agua para la Expo del 2008.
Y parecen tener, además, una idea clara de cómo llevarlo a cabo. Serán necesarias obras mínimas en el viario público y quizá ni siquiera las tenga que sufragar el consistorio. Porque el proyecto, en principio, pasaría por lanzar a concurso público una concesión administrativa que permita no solo ejecutar los trabajos sino explotar este espacio posteriormente.
CARACTERÍSTICAS
Un estacionamiento regulado que tendría varias especificaciones técnicas importantes para el usuario. Las caravanas podrán estar en él por tiempo limitado, unos dos o tres días como máximo, porque se entiende desde el consistorio que son espacios dedicados al turista que está de paso y que para cuatro días o más ya hay instalaciones como el cámping.
Otra decisión importante será fijar una tarifa por el uso, que en parte determinará la viabilidad del proyecto, así como apostar por servicios esenciales como el vertido y el abastecimiento de agua, que sí se hará, además de iluminación o suministro eléctrico, que es todavía una incógnita.
Lo que es seguro es que se llevará a cabo de la mano de los expertos, en este caso de la Plataforma Autocaravanas. Jesús Gallardo, presidente de esta asociación, critica la actitud de las administraciones ante los autocaravanistas que visitan la capital aragonesa ya que reciben denuncias a pesar de que, según la normativa, las autocaravanas pueden efectuar las maniobras de parada y estacionamiento en condiciones iguales y con las mismas limitaciones que cualquier otro vehículo. «La Policía vulnera nuestros derechos, pone multas por desconocimiento de la ley», asegura Gallardo. Por este motivo, Zaragoza es considerada ciudad hostil por parte de los autocaravanistas y su difusión en las redes sociales provoca que muchos turistas decidan cambiar su ruta.
Gallardo sostiene la necesidad de establecer facilidades a quienes viajan de esta forma no convencional. «No vendrá nadie si Zaragoza no despierta», concluye.
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